domingo, 27 de febrero de 2011

Andalucía: 30 años de autonomía, los mismos problemas de siempre


 
[Especial Andalucía] Entrevista a Javier Pulido: "El panorama mediático en Andalucía es coherente con nuestra situación de dominación colonial"
Javier Pulido fue editor del Boletín Andalucía Libre. Fue además concejal en la ciudad de Granada. En la actualidad es afiliado a USTEA y colabora con el Centro Andaluz del Pueblo “Blas Infante” de Granada.
Kaos. Andalucía | Para Kaos en la Red | 27-2-2011 a las 17:54 | 308 lecturas | 2 comentarios
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Javier Pulido fue  editor del Boletín Andalucía Libre (http://www.andalucialibre.tk/ ) del que se publicaran 328 números hasta su suspensión por razones personales en 2008, alcanzando a tener más de 4.000 suscriptores.  Con su nombre y con diversos seudónimos (“Omar Barrameda”, “Kemal”, “José Pomar”) y aparte de su tarea en Andalucía Libre, ha publicado artículos en diversos periódicos y revistas como Combate, Viento Sur, Mientras Tanto, Nación Andaluza, Independencia, Ideal o Gara. Fue además concejal en la ciudad de Granada.  En la actualidad es afiliado a USTEA y colabora con el Centro Andaluz del Pueblo “Blas Infante” de Granada.
En 2011 se cumplen treinta años de la aprobación en referéndum del primer estatuto andaluz de autonomía. ¿Qué valoración harías de la actual situación de Andalucía tras estos treinta años de autonomía?
Andalucía era un país dependiente en 1981. Dependiente en lo político; subordinado en lo económico; sometido en lo cultural. En 2011 sigue siendo un país dependiente. Dependiente en lo político, subordinado en lo económico y sometido en lo cultural. Han cambiado, evidentemente, las formas, las circunstancias. Pero la dependencia (que, por cierto, es justo lo contrario de la independencia) permanece.
Andalucía no tiene en 2011 instrumentos político-jurídicos para eliminar esa situación de dependencia porque los dos sucesivos Estatutos fueron elaborados no para erradicarla sino para administrarla y perpetuarla. Han ejercido de columnas de un Régimen de la dependencia; que no es sólo el Gobierno y la fuerza política que lo sustenta, sino tambien todas aquellas fuerzas que le han manifestado lealtad y acatamiento.
Todas las estadísticas que se quieran utilizar avalan este diagnostico, por más que haya habido modificaciones y oscilaciones cuantitativas y todas ellas, asimismo, muestran lo que eso significa de negativo para las condiciones de vida del pueblo andaluz (no digamos para su dignidad). Otro ejemplo reciente –y escalofriante- de la dependencia es como se ha liquidado la posibilidad de contar con un sistema financiero andaluz, vía entrega y privatización de las cajas de ahorros.
Lo único indiscutiblemente positivo de este periodo, consecuencia de las luchas de la Transición, ha sido el reconocimiento institucional de la existencia de Andalucía y de su unidad frente a quienes querían negarla o escindirla (aunque persistan algunos localismos como subproducto españolista).
Aparte hay que reconocer que fruto de la acción consciente de los gobiernos andaluces y españoles, de las fuerzas políticas y sindicales españoles y de los medios de comunicación y de la nefasta acción nacionalmente alineante y socialmente segregadora del sistema educativo, en estas tres décadas se ha incrementado lo que podríamos llamar “dependencia social”. Que no es sino otra forma de denominar a la asimilación o a la alienación española; la aceptación sumisa, explicita o vergonzante, de que Andalucía no sea gobernada sólo por los andaluces Sólo hay que comparar aquellas encuestas del CIS de la Transición que daban casi un 20% de andaluces que no se consideraban españoles con el reciente y triste espectáculo lacayuno de exaltación futbolera española a cuenta de los mundiales, con tantas terrazas y balcones andaluces con la rojigualda. Todo esto hay que incluirlo en el debe conjunto de todas las fuerzas de ámbito y referencia española o estatal y de sus sucursales andaluzas porque, por su propia naturaleza e intrínsecos intereses, son fuerzas que educan en la dependencia de los andaluces hacia España.
No obstante, volviendo a 1977 y comparando con 2011, si tras siglos de Conquista y Monarquía Habsburgo y Borbónica con inquisición incorporadas y de casi dos siglos de pertinaz nacionalismo español estatal, sucesiva y combinadamente sufrido en sus versiones liberal, republicana y fascista (con todo lo que implica de opresión, expolio y trituración de la identidad andaluza), en aquellos días Andalucía salio del subterráneo afirmándose hasta el punto de cuestionar por un momento todo el tinglado de la Transición, debemos ser históricamente optimistas. Porque aunque distinta, nuestra dominación hoy no es ni mayor ni más dura que la de entonces y si entonces estuvimos a punto de cuestionarla seriamente nada indica racionalmente que no seamos capaces en un futuro de vencerla. Aunque antes de conseguirlo, claro, nos queda bastante que sufrir, que reconstruir y construir y que pelear. Además, contamos con más independentistas andaluces que entonces…
¿Crees que el pueblo andaluz ha visto satisfechas las expectativas que se despertaron con la aprobación de aquel primer estatuto de autonomía? En otras palabras, ¿ha satisfecho la autonomía las esperanzas de mejora vislumbradas por el pueblo andaluz?
Las expectativas son como la memoria. Cambian con el tiempo y se transforman, se reformulan, se modifican.
Situándonos nuevamente en la Transición, en aquellos tiempos “autonomía” significaba social y políticamente para la mayoría de los andaluces la capacidad de gobernar Andalucía y de resolver nuestros problemas sólo por la voluntad de los andaluces.
Obviamente, “autonomía” no era eso. No significaba eso. Se confundía popularmente “autonomía” con “soberanía” y había además fuerzas como las de la izquierda españolista o los regionalistas, interesadas en alimentar esa confusión para justificar su actuación. Pero lo significativo no era tanto el engaño como que fuese necesario y que tuviera tanto eco y tantas consecuencias. Fue todo un ejemplo de lo que implica la distancia entre esperanzas y aspiraciones y conciencia. Hubo mucha esperanza pero relativamente poca conciencia consciente (valga la redundancia). Vivimos en Andalucía como en pocos países un ejemplo de la distancia que existe entre sólo desear algo y desearlo siendo además consciente de los medios mínimos para conseguir esos deseos. Y por eso, si grande fue el impacto inicial de ese movimiento nacional y popular espontáneo -surgido de las entrañas más intimas del pueblo andaluz- una vez que fue controlado y reconducido el proceso, fue tan relativamente fácil reabsorberlo y pervertirlo y a continuación alterarlo o esconderlo de la memoria colectiva.
Así pues si medimos con parámetros de 1977, obviamente las expectativas no se han cumplido, como ya he apuntado respondiéndote a la anterior pregunta. Pero si lo hacemos con los dominantes hoy en 2011, quizá para muchos sí, porque leen el pasado con ojos del presente. Y es que las expectativas cambian con el tiempo, como los recuerdos de las personas que van reelaborando su pasado a medida que envejecen. Pero si han cambiado pueden volver a cambiar y además en sentido positivo para los intereses andaluces. De todo ello hemos de ser conscientes a la hora de la pedagogía y la actuación, del discurso y la acción.
La moraleja es clara: tenemos que revitalizar los deseos y romper con el fatalismo y la sumisión pero la próxima vez hay que conseguir que en esa ocasión aspiraciones e instrumentos para conquistarlas y consumarlas vayan juntos en las demandas y en los objetivos. Y ¡ojo!, esa “próxima vez” de la que hablo no es un gran día que surge mágicamente de no se sabe donde y en la que basta salir con un panfletillo para que le aplaudan y le sigan a uno, como si fuera el flautista de Hamelin. Esa “próxima vez” se construye cotidianamente en cada rincón que actúe abierta o clandestinamente un patriota andaluz, día a día; desde hoy y hasta entonces; “sin prisa pero sin pausas”, como suele decirse.
De ahí la importancia de difundir el independentismo, no sólo como la única respuesta general o genérica racional y justa para Andalucía como Nación, sino tambien construirlo como alternativa en las ideas y en los hechos para cada uno de sus problemas, de sus carencias o sus necesidades (o al menos intentarlo). Desarrollándolo en sus sucesivas circunstancias. Sumando ambos aspectos es como tendremos un proyecto global y una interpretación antagonista al orden dominante; que son las precondiciones para disponer de una referencia alternativa de Nación y de sociedad: lo único que a su vez puede alterar la fragmentación social, dar sentido y coherencia a las luchas parciales o sectoriales y acercarnos a la emancipación.
Aquellas expectativas y esperanzas del pueblo quedaron perfectamente de manifiesto en las multitudinarias manifestaciones del 4 de Diciembre de 1977. ¿Piensas que el “espíritu” del aquel 4 de diciembre sigue vivo en la sociedad andaluza?
El 4 de Diciembre de 1977 y el 2 de Diciembre de 1979 están en la Historia (con mayúsculas) que es su sitio y ahí siguen vivos. De ahí nadie los puede quitar. Constituyen, a poco que se conozcan, un ejemplo maravilloso de un pueblo movilizado en defensa de su dignidad y su futuro. Están escondidos quizá; manipulados y tergiversados seguramente para muchos; desconocidos incluso, para muchas personas de las nuevas generaciones que no los vivieron. Pero tienen ese halito de grandes hechos fundadores, de acontecimientos únicos que aunque se entierren, sobreviven y quedan disponibles para ser nuevamente recuperados, reapropiados y revividos como estimulantes y como argumentos; como símbolos y armas emancipatorias, a poco que las circunstancias lo permitan. No serian el primer caso de un episodio que tras ser sepultado y pervertido desde el poder, renace fruto del esfuerzo de generaciones sucesivas que lo recuperan y lo hacen suyo.
Que hoy no inspiren la política andaluza del momento es natural, con todo lo que ha ocurrido desde entonces y pretenderlo sería vano. Hay que responder a los problemas de hoy con respuestas de hoy, pero manteniendo y reivindicando el hilo conductor con los que nos precedieron y enorgulleciéndose de sus victorias y sufriendo con ellos con sus derrotas, que son las nuestras. Eso es tambien una Nación, una continuidad de esperanzas y de experiencias.
Aparte, más modestamente y ya hablo desde un punto de vista personal, para mi siguen vivos porque desde que participe en ellos, me han inspirado en toda mi vida militante por encima de aciertos y errores; de pequeños éxitos y abundantes fracasos. El 4D y todo lo que lo acompañó, ha estado siempre conmigo porque yo me hice entonces lo que llaman “andaluz de conciencia” y desde entonces a hoy, aunque fuera en y desde los sitios que ahora revivo más indebidos o estériles, siempre –con más o menos coherencia y acierto- he defendido a Andalucía como Nación y a su derecho a la Soberanía Nacional y eso se lo debo al 4D.
Javier Pulido fue durante muchos años el responsable y editor del Boletín de noticias “Andalucía Libre”, para muchos el mejor medio de contra información en clave andaluza que se ha hecho en nuestra tierra. ¿Qué nos puedes contar de esta experiencia?
El Boletín surgió como nacen muchas cosas: de forma imprevista. Venia de un enésimo fracaso político –el intento de sacar a la CUT-BAI de IU- y mientras sobrevivía me dedique a usar Internet para difundir ideas. Una cosa llevo a la otra y utilizando los medios más modestos posibles -un ordenador viejo y una conexión lenta- la cosa tomo nombre -“Andalucía Libre”- logotipo de cabecera –suministrado por un amigo de la red- lema “Independencia – Republica – Socialismo” y regularidad.
Pretendía dar una visión desde la izquierda andaluza, claramente independentista, de la realidad de Andalucía y del mundo en donde Andalucía se insertaba. En lo concreto y en lo general. Transmitir las luchas y llenar en lo posible el hueco de las reflexiones, lo que me parecía básico para generar continuidad, de una parte, y de otra evidenciar lo que nos costaba a Andalucía y a los andaluces en comprensión de la realidad y en la generación de alternativas el peso muerto del sucursalismo político. Animar a quienes estaban solos y conectarlos. Y siempre, intentando combinar el máximo rigor posible, la opinión franca, la pluralidad y cierto toque singular (como el recurso a las músicas de fondo). Además intentaba abrir caminos para situar en lo que pudiera a Andalucía y a su lucha por la independencia en el mapa mundial, conectándola con otras experiencias y realidades.
El boletín estaba hecho a base de selecciones de datos, informaciones etc. de la prensa y de artículos, bien propios bien de gente -andaluza o no- que pudiera aportar visiones de interés y de vez en cuando de alguna investigación sobre temas que me parecían útiles o sugerentes en todos los ámbitos. Algunos compañeros –pocos- contribuían de vez en cuando haciéndome llegar informaciones o textos y poco a poco algunas “gargantas profundas” hacían de fuentes informativas en diversos sectores.
Con el boletín entre en contacto con muchísima gente y creo que lleve a Andalucía a muchos sitios: a Venezuela con cuya Revolución estuvimos desde un principio (y donde me contaron amigos venezolanos que incluso hubo una persona que meses después del frustrado golpe contra Chávez se presentó en televisión, con toda la desfachatez del mundo, como portavoz de “Andalucía Libre”, obligándome a desmentir su vinculación al boletín); a Cataluña; a la nación árabe en su conjunto, incluido especialmente Túnez, ahora tan de actualidad y entonces tan ignorado…. A muchos sitios….
El boletín llego a tener más de 4.000 suscriptores y a ser citado en varias ocasiones como fuente por la prensa diaria andaluza. Además difundía selecciones temáticas en diversos sitios clave para llegar a sectores y países escogidos. La contraparte de este resultado fue recibir ataques informáticos que dejaron fuera de combate en varias ocasiones al ordenador hasta liquidarlo. Afortunadamente algunos compañeros y amigos contribuyeron solidariamente a costear uno nuevo.
Luego, cambiaron mis circunstancias personales y tuve que suspender la edición, aunque no descarto reanudarla o recuperarla de alguna manera cuando sea posible.
¿Cómo valorarías el actual panorama mediático andaluz?, ¿ves posible que el pueblo andaluz pueda llegar a generar una verdadera consciencia nacional en medio de un panorama así?
El panorama mediático es el coherente a una situación de dominación nacional. No hay prácticamente grupos mediáticos andaluces y los que hay –o el que hay, en singular, para ser más exacto- son españolistas. Dada nuestra historia y realidad lo extraño sería una situación distinta. De todas maneras con ello hay que contar y es un obstáculo a superar.
Pero igual que digo que es un obstáculo tambien pienso que contando con un fuerte movimiento político es algo que se puede sortear
La unión de la corriente Andalucía Libre con la CUT fue en su momento un primer intento por avanzar hacia la unidad de la izquierda soberanista y nacionalista en Andalucía, en este caso entre colectivos que estaban dentro de IU-CA. ¿Podrías hablarnos de los motivos y circunstancias que hicieron posible aquella unión? ¿Cómo valoraría ahora Javier Pulido la posibilidad de crear un bloque soberanista y de izquierdas en Andalucía?, ¿en qué términos lo definirías?
Quizá sea demasiado pretencioso e incorrecto denominarlo “un primer intento”. De hecho yo mismo participe en el lejanísimo 1979 como jovencísimo militante de base en algo que podría acogerse a ese capitulo y que fue la formación del FAL, como fruto de la confluencia en un frente de la JCA –en ruptura entonces con el PCE- el POUM andaluz, el FLA, antaño PSUA y algunos colectivos libertarios.
Así que para responder a la primera parte de tu pregunta y limitándome a resumir el proceso de Andalucía Libre y la CUT, hay que situarse en 1993.
Nosotros veníamos de una traumática experiencia: dos años de pelea interna kafkiana y demoledora con el antiguo MC y de profunda decepción política y ética con la exLCR, de la que proveníamos. El desgaste era tremendo y no vimos entonces espacio para construirnos como fuerza independiente. Además queríamos mantener juntos el máximo de fuerzas militantes supervivientes. Queríamos además tener audiencia y llegar a más gente. Por entonces IU estaba casi en su cenit con el discurso socialdemócrata radical de Julio Anguita, lo que la hacia receptiva a algunas aportaciones bien administradas; tenia heterogeneidad interna, lo que nos inducía a pensar que existía algún espacio de juego dentro y además -y fundamentalmente- ahí estaba la CUT, a la que ya conocíamos bien de nuestra época de la LCR y con la que nos parecía entonces algo estratégico converger.
Así pues, aunque por entonces hacia años que ya era independentista “sin eufemismos soberanistas”, ingresamos individualmente en IU –sabiendo perfectamente donde entrábamos y para qué- y fuimos ganando peso en su organización hasta el punto de obtener con una lista propia una plaza de concejal en el Ayuntamiento de Granada. Tambien establecimos alianzas internas múltiples y llegamos a hacer aprobar a IU en sus papeles –aunque, claro, sólo en sus papeles- su compromiso con la reforma del Estatuto para conseguir la Soberanía Nacional de Andalucía. Al poco, lo que era de hecho emergió de derecho, constituyéndonos como corriente publica Andalucía Libre. Éramos algo y teníamos algo.
Con ello, la colaboración que ya teníamos desde antes con la CUT se regularizo y profundizó y en un momento dado nos propusieron una fusión –algo así como “la boda entre un elefante y una pulga”, donde esta claro que nosotros éramos la pulga- en la que después de varios avatares surgió con su nuevo nombre: CUT-BAI (algo así como una estación intermedia entre lo que ellos eran antes y lo que nosotros queríamos que fueran)
De hecho toda la operación de estar en IU -desde nuestro punto de vista- estaba encaminada principalmente a conseguir que la CUT clarificara discurso y estrategia sin perder fuerzas en el camino, sino al contrario y que en las mejores condiciones posibles políticas, organizativas e institucionales, abandonara IU convirtiéndose en el soporte de una nueva fuerza de izquierda andaluza (de estricta obediencia andaluza).
No voy a entretenerme ahora en relatar episodios. Lo cierto es que finalmente no conseguimos el objetivo y la CUT de toda la vida decidió por diversas razones –en las que ahora no voy a entrar- continuar en IU. Era 2000 y no tenía sentido político alguno permanecer en IU, así que abandonamos CUT-BAI -todo lo amistosamente que se puede hacer en estos casos- y nos salimos de IU, cerrando etapa y experiencia.
En cuanto a la segunda parte de tu pregunta, creo que en asuntos de unidades y convergencias hay que tener siempre presente y en cuenta respuestas a preguntas como “quienes”, “para que, “cuando”… En política (y más en estos asuntos de unidades) no siempre dos y dos suman cuatro. Son pues muchas las preguntas a hacer y las respuestas posibles y la casuística consecuente es por tanto enorme. Así que sin concretar más en cuanto a participes y contenidos, es difícil responder con fundamento.
De momento lo que si tengo claro son dos premisas básicas: primera, que en todo lo que se haga, en cualquier circunstancia y contexto, sea posible trabajar por perfilar y difundir el independentismo y su resultante algo útil para que se extienda y crezca y segunda, que todo lo que se haga sea bueno y favorable para acercar el día en que Andalucía sea una nación independiente
¿Sigue siendo Andalucía una tierra donde el anticatalanismo se configura como base central de aquello que usted vino a llamar a principios de los 80 como la “conciencia nacional de los imbéciles”?, ¿O acaso ahora se podría hablar más bien y en términos más generales de “antinacionalismo”, da igual catalán, que vasco, que andaluz?
La verdad es que ahora la catalanofobia aparece más bien en Andalucía como la cobertura pública superior del españolismo puro y duro, sin excusas ni atenuantes y sin necesitar recubrirse siquiera de camuflajes verdiblancos. El tiempo pasa, aquí y en Cataluña y algunas de las ideas y reflexiones que deje escritas en 1985 en el artículo al que te refieres -“La catalanofobia, expresión ideológica de masas del españolismo”- han sido superadas o reconvertidas por el discurrir de los acontecimientos; en particular algunas de las que exprese entonces sobre los andaluces en Cataluña
Se sigue atacando al catalanismo simplemente porque Cataluña tiene un grado de conciencia nacional propia superior y sigue siendo clave como barómetro porque en este caso, a diferencia del caso vasco, no hay una actuación como la de ETA que sirva de pantalla deformante para ocultar o justificar lo que es esencial y básicamente nacionalismo español reaccionario cien por cien. No hay tampoco en el caso catalán lejanías geográficas o circunstancias de minorización como ocurre en los casos gallego, canario y andaluz. Así que el españoleo sigue teniendo como objetivo primero –que no único- a Cataluña. Si el movimiento nacionalista andaluz fuera más fuerte de lo que es hoy, seguro que los mismos que aquí españolean contra Cataluña españolearían contra Andalucía, hasta que fueran convencidos y reconvertidos o derrotados, pero no es hoy el caso.
Lo que no quita para que me siga pareciendo despreciable y alineante el discurso del llamado “agravio comparativo”, compartido tanto por el andalucismo regionalista como por las sucursales andaluzas de las fuerzas españolas; del PP al PCE-IU pasando por el PSOE y necesaria su denuncia permanente.
Como granadino, e histórico dirigente de la izquierda soberanista en la ciudad, ¿Qué opinión le merece la reciente represión ejercida contra 17 militantes antifascistas por manifestarse contra la “fiesta” de la Toma?,
Creo que el Estado español y sus representantes tienen muy claro quienes son sus adversarios realmente subversivos –los que cuestionan la españolidad en y de Andalucía- y actúan en consecuencia, a nivel incluso preventivo.
Así que toda mi solidaridad con los represaliados.
¿Es Granada, a nivel institucional y simbólico, la ciudad más reaccionaria de Andalucía?
No creo. La “Sevilla eterna”, por ejemplo, tambien se las trae. Y así podríamos seguir citando casos. A día de hoy, Granada ciudad esta a tono con el resto del país. Lo que ocurre es que la controversia sobre la Toma es simbólicamente nacional como pocas y de ahí su impacto
¿Cómo ve Javier Pulido el futuro de Andalucía?
Andalucía, en general, depende de lo que los andaluces quieran que sea. Si optan por un país de esclavos o una nación digna de hombres y mujeres libres.
Ningún Estado, por imponente que sea aparentemente, puede vencer indefinidamente a un pueblo consciente que lucha por su destino y por su dignidad.
Para que la opción sea positiva –una Andalucía Libre- es crucial -en mi opinión- la actuación y el acierto de la izquierda andaluza, es decir, de la izquierda independentista.
Unas últimas palabras…
Agradeceros el detalle de primero, preguntarme y luego la paciencia de escucharme.
 

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