viernes, 18 de febrero de 2011

¿Qué hacemos con lo sucedido? Atentado a la libertad de expresión. Carmen, la giganta. Eduardo Ibarra Aguirre. Otro rumbo a Puebla. El estado más ¿seguro? Forum en Línea sigue gracias a ustedes


 From: forum@forumenlinea.com
To: fjchain@hotmail.com
Subject: ¿Qué hacemos con lo sucedido? Atentado a la libertad de expresión. Carmen, la giganta. Eduardo Ibarra Aguirre. Otro rumbo a Puebla. El estado más ¿seguro? Forum en Línea sigue gracias a ustedes
Date: Fri, 18 Feb 2011 11:33:37 -0600
 

¿Qué hacemos con lo sucedido?

 

Carmen Aristegui Flores*

aristegui@cnn.com

 

Muy buenos días amigos ciudadanos, colegas y periodistas.

Me permitiré dar lectura a un texto que he escrito para asumir una postura pública sobre mi despedida del noticiero matutino de Noticias MVS ocurrida este fin de semana, asunto que ha generado múltiples muestras de solidaridad que desde aquí agradezco. Este es un suceso que, si bien afecta la vida profesional y laboral de un grupo de personas, entre las que me incluyo, tiene una trascendencia mayor a ese mero alcance limitado.

Sobre lo que quiero pronunciarme es sobre el alcance mayor de este evento, que impacta de maneras diversas a la sociedad mexicana. Una sociedad que en estos días y horas ha dado muestras de determinación y capacidad de respuesta frente a un hecho que agravia y que lesiona sus derechos fundamentales. La vigorosa, fuerte y decidida voz de miles de personas en las redes sociales –Twitter, Facebook–, otras modalidades y las manifestaciones en las calles son, en sí mismas, un gran acontecimiento. La gran noticia de que estamos vivos. De que los mexicanos a pesar de la espiral de violencia, muerte y horror que nos acompaña todos los días estamos aquí para reconocernos en el espejo y luchar por un México mejor.

Agradezco todas estas expresiones y celebro aquí, entusiasmada, su existencia y el signo vital que las acompaña. Abrazo a quienes en todos los tonos y con diferentes lenguajes se han manifestado en contra de lo que es a todas luces un hecho autoritario, desmedido e inaceptable. Un hecho así, sólo es imaginable en las dictaduras que nadie desea para México. Castigar por opinar o por cuestionar a los gobernantes.

El tema nos pega a todos. No sólo nos afecta a nosotros como profesionales, y a los ciudadanos a los que se les quita un espacio, se afecta también a este medio de comunicación y al grupo empresarial que desarrolla diversas actividades productivas a favor del país.

Este grupo está encabezado por una familia a quien estimo y valoro. Fundada por uno de los hombres más queridos y respetados de la industria, como fue don Joaquín Vargas Gómez. Lamento sinceramente que sus nombres estén siendo acribillados con insultos en las redes sociales por la decisión tomada.

El pasado viernes 4 de febrero, en mi libre derecho a la expresión formulé un comentario editorial que aludía a un incontrovertible hecho noticioso. A raíz de lo ocurrido en la Cámara de Diputados el día anterior, cuando un grupo de legisladores exhibió una manta con la foto de Felipe Calderón con los ojos enrojecidos en la que se leía: "¿Tú dejarías a un borracho conducir tu auto? ¿No, verdad? ¿Y por qué lo dejas conducir el país?", naturalmente se produjo una gran rispidez que orilló a suspender la sesión en el recinto legislativo.

Había ahí ya una historia que contar a nuestras audiencias. Mi compañero Omar Aguilar presentó con gran profesionalismo ese hecho noticioso con pulcritud, con claridad y con suficiencia, jamás ocultó ni la manta, ni el contenido de la manta, ni a los autores de la manta, ni truqueó nada para que televidentes y radioescuchas no se enteraran de lo que decía la manta. No trampeó a nadie y presentó al público, como el público merecía, todas las expresiones que en diferentes sentidos se emitieron al respecto. Nuestro auditorio quedó perfectamente informado del acontecimiento y con elementos suficientes para hacer su propia valoración.

La información presentada me sirvió a mí de base para formular el citado comentario editorial: "Dejemos a un lado la caricatura, tomemos el asunto con seriedad", e hice algunas otras consideraciones. Terminé con un cuestionamiento formal a las autoridades: "¿Tiene o no problemas de alcoholismo el presidente de la república?"

Yo no tengo manera de corroborarlo pero, si fuera el caso, sería algo delicado que debiéramos saber. No hay nada de ofensivo en la interrogante, especialmente si se trata de algo que, de existir, afectaría por su naturaleza la toma de decisiones que impactan en todo momento a millones de personas en el país.

El comentario editorial cerraba diciendo que el tema –y dada su exposición pública a través de la manta de los legisladores– merecía una respuesta sería, formal y oficial de la propia Presidencia de la República.

La Presidencia no respondió a la periodista, de inmediato exigió a los dueños –que no a la periodista– una disculpa pública inmediata por tremenda osadía.

Demostró con ello un grado de irritabilidad e intolerancia que por sí mismas hablan de algún tipo de problemática, que por supuesto, también debe ser analizada.

Reconozco que el cuestionamiento era duro, pero de ningún modo injurioso o difamatorio, tampoco se transgredía en ningún punto al código de ética que ha sido aludido. Era simple y llanamente la formulación de una pregunta válida. Pregunta hecha por una periodista cuya intención quedaba perfectamente delimitada.

El estado de salud y grado de equilibrio de un mandatario, por supuesto que es un asunto de claro interés público. La sociedad mexicana tiene derecho a saber con certeza, sin ofensas, sin caricaturizaciones, sobre las condiciones de salud de quien ha tomado y seguirá tomando todos los días decisiones gravísimas que impactan sobre el destino de una nación. Y vaya que sí ha impactado el destino de la nación las decisiones tomadas desde Los Pinos en este sexenio.

El motivo de mi despido, se dijo, fue haberme negado a ofrecer una disculpa y transgredir el código de ética, cosa que es falsa y se convirtió sólo en una coartada. En este momento no sólo no rectifico, ni me disculpo, porque no hay nada que disculpar; por el contrario, ratifico la pertinencia de que la Presidencia de la República se manifieste al respecto.

Lamento sí, personalmente, que el presidente y su familia se hayan sentido ofendidos por el cuestionamiento. No hay en la formulación de mi pregunta ninguna intención o ánimo de ofender. Lamento que ellos se sientan ofendidos, pero aún así, la pregunta sigue vigente.

El ejercicio del poder hace que las figuras públicas sean sujetas de escrutinios e interrogantes a los que no estarían sujetas otras personas por razón, precisamente, de sus responsabilidades y del impacto de sus decisiones. En una democracia esto forma parte del juego.

¿No tuvo Bill Clinton que hablar del semen depositado en el vestido azul de una muchacha ante una audiencia de millones de personas? ¿No acaso el estado de salud de Dilma Rousseff fue motivo de debate público antes de llegar a ser la presidenta de Brasil? ¿Acaso no son las francachelas y excesos de Silvio Berlusconi materia del debate nacional? ¿Por qué en México los empresarios de los medios pueden ser sometidos a presiones indebidas para que silencien a sus comunicadores? ¿Por qué la sociedad mexicana se tiene que conformar con una sola visión de las cosas? ¿Por qué fatalmente tenemos que vivir con la existencia de un duopolio televisivo que no sólo envilece las pantallas con programas denigrantes y nocivos como los de reciente estreno, sino que es ya en sí mismo un poder que ha dañado la vida democrática nacional?

¿Por qué México está entrampado en una espiral de degradación e infamia sin que hagamos nada al respecto? ¿Por qué seguimos dejándolos conducir de esta manera al país?

¿Qué clase de democracia es ésta que por un comentario editorial, que irritó al gobernante, se le corta la cabeza a quien opinó? ¿Por qué desde el poder político pueden llevar las cosas al extremo, escalando el conflicto, deliberadamente, hasta lograr hacerle las cosas imposibles tanto al empresario como al periodista ocasionando la ruptura?

La pregunta es: ¿Cómo es que pudieron elevar, desde Los Pinos, el grado de exigencia pidiendo casi la humillación por un hecho absolutamente sobredimensionado? ¿Cómo es que a un empresario a quien tenemos como decente lo llevaron a comportarse de esta manera? ¿Cómo pudieron lograr que se sintiera obligado a tal punto como para exigirme la lectura de una carta –obviamente no escrita por mí, en términos que me eran ajenos y que por supuesto no empataban con lo que dicta mi conciencia– para calmar la ira presidencial?

Una exigencia de la lectura indigna de esa carta que quien me la formuló sabía de antemano que yo la rechazaría. Se llegó a ese extremo por el grado de vulnerabilidad en el que quedan quienes tienen negocios o concesiones en el mundo de las telecomunicaciones y los medios de comunicación. En este caso hay un conjunto de concesiones en juego y la resolución final sobre lo que pase con ellas se encuentra en el cajón del presidente.

Lo que debería ser técnico, jurídico y legal, en realidad es un asunto político y discrecional. La aprobación que ha pasado por todos los filtros legales y técnicos está sujeta a los poderes dominantes en las telecomunicaciones, cuyo poder desmedido impide la entrada de nuevos competidores y a los que existen les hace la vida imposible.

Persiste hasta nuestros días, un elemento que condiciona y distorsiona la relación de los medios con el gobierno que es la discrecionalidad política en la toma de decisiones en materia de refrendo y otorgamiento de concesiones en el ámbito de las telecomunicaciones. Es ésta una de las razones fundamentales por las cuales en México no se despliega a plenitud un derecho fundamental como la libertad de expresión.

Asuntos que deberían resolverse con la mayor certidumbre jurídica, en materia de plazos, planes de cobertura, plan de negocios y de inversión, terminan siendo asuntos de decisión política y no de las áreas técnicas en la materia. Es el caso de las concesiones que en la banda de 2.5 gigahertz tienen varios operadores en el país del que MVS Comunicaciones posee la mayoría de ellas.

No obstante haber desahogado todos los requerimientos técnicos en materia de competencia, y de la opinión favorable de algunos comisionados de la Cofetel, de la opinión favorable de la Cofeco, y de tener a la espera –con riesgo de perderlas– cantidades millonarias de inversionistas nacionales y extranjeros a pesar de tener todo en regla y un mercado demandante.

Inexplicablemente, la decisión se ha retrasado por cinco años. Teniendo todo en regla, no hay razón técnica, jurídica, ni económica, que hoy no esté satisfecha. La única razón que hoy impide a MVS Comunicaciones desplegar una red nacional de ancho de banda para internet que compita con los grandes conglomerados es total y absolutamente política.

Se coloca como una espada de Damocles en la vieja tesis autoritaria de la zanahoria y el garrote: Te portas bien, te refrendo la concesión. Te portas mal, te la niego. Éste es el ambiente de presión en el que se desenvuelve la relación no sólo de concesionarios con el gobierno, sino es el ambiente en el que se desenvuelve el trabajo y el desempeño de cientos de profesionales en su relación con las empresas de comunicación.

Ésa es la batalla diaria. En la medida en que los comunicadores y los empresarios batallan frente al gobierno, las audiencias ganan o pierden información. Lo más grotesco y paradójico es que los únicos beneficiados de esta herencia del viejo régimen son los grandes monopolios que ahora son capaces de mantener este diseño para evitar nuevos competidores.

Y aquí aparece de nueva cuenta la enorme responsabilidad de un poder legislativo que ha preferido el mantenimiento de reglas no escritas en lugar de una legislación moderna que dé certidumbre jurídica a los empresarios, que tutele los derechos de los periodistas y garantice el acceso a la información de todos los ciudadanos.

Agradezco desde aquí el debate y los pronunciamientos que desde el Congreso se hicieron ayer por parte de los legisladores sobre el caso de nuestra despedida del noticiario; sin embargo, no sirve mucho a la democratización de los medios de comunicación condenar la censura por un hecho como éste, al mismo tiempo que se coexiste con leyes que podrían y deberían ser modificadas en beneficio de toda la población y no de unos cuantos.

Sobre este ambiente de presión del gobierno hacia algunas empresas de comunicación actúa un fenómeno aún más grave que el antiguo control estatal sobre los medios. Se trata del debilitamiento del Estado y de sus instituciones por virtud de una supeditación política que parte desde el presidente de la república, atraviesa las cámaras, amplias franjas del Poder Judicial, órganos reguladores a manos de nuevos poderes informales o fácticos que han logrado imponer su lógica de chantaje e intimidación, que los ha llevado a niveles de audacia y en un cálculo de poder, para sustituir –por lo menos parcialmente– a poderes de la república.

Ahí está, por ejemplo, una telebancada en el Congreso, algunos sujetos reguladores capturados por sus regulados. Como nunca en la historia del Estado mexicano se ha dejado crecer a estos poderes en México, que han llegado al punto, a la osadía, diría yo, de querer también apropiarse de la propia Presidencia de la República. De otra manera no se explicaría la multimillonaria inversión que han hecho de construirle una candidatura presidencial al gobernador mexiquense.

El trasfondo de lo sucedido en nuestro caso y que ha generado todas estas reacciones tiene que ver, precisamente, con este clima. Por esa razón es que una empresa decide, en sentido contrario a sus intereses, cancelar en el momento de mayor expansión, de mayor prestigio, de mayor influencia, un espacio de información crítica, de debate y opinión, que ha sido valorado por anunciantes y audiencias. Por eso toma una decisión suicida.

Como tantas obras ésta es una empresa sometida indebidamente a una presión incompatible con un régimen democrático y de estado de derecho. Mientras no cambiemos las estructuras que están en la base de esta relación insana, los espacios con influencia crítica se ven permanentemente hostilizados y en su conjunto los medios de comunicación terminan por estandarizar o uniformar sus coberturas informativas. Se achata la libre opinión, se merma el debate y se inhibe la conducta crítica. Eso daña seriamente la democracia y, por supuesto, los derechos fundamentales de las y los ciudadanos de este país.

¿Y bueno, me dirán, ahora qué hacemos con lo sucedido? Aceptamos lo sucedido, que no le viene bien a nadie, u optamos por la ética de la responsabilidad y buscamos un camino? Sin claudicar pero sin exigir que el otro se arrodille.

Joaquín Vargas sabe perfectamente que yo no infringí ningún código de ética, sabe lo que sucedió, sabe que fue una coartada, sabe, porque las sufre todos los días, de las razones verdaderas que están detrás de la decisión que está a punto de costarnos la cabeza, y digo a punto porque voy a plantearle una salida, digna, decorosa e inteligente. Ya sabrá si la toma.

Joaquín sabe como pocos de lo que yo estoy hablando. Le digo a MVS que no le demos el gusto a los que saborean este fracaso.

Lo sucedido entre el viernes y el fin de semana entre Los Pinos, nuestras oficinas, no sé si también otras La Destilería y el Meridien–, es algo que no se merece nadie, que nos daña a todos, y que para lo único que va a servir es para el desahogo absurdo de un berrinche presidencial y para beneplácito de los que prefieren que nadie compita, que nadie cuestione o que se cuestione poquito.

No se lo merece un grupo de profesionales que estaba haciendo su trabajo que se ve brutalmente interrumpido. No se lo merecen, por supuesto las audiencias, no se lo merece la familia Vargas porque han sido colocados en una disyuntiva perversa en donde tienen que calibrar como grupo empresarial qué les cuesta más frente al gobierno y poderes que lo presionan: si la cabeza de Aristegui o la banda de los 2.5 gigahertz. No se lo merece el país.

La Asociación Mexicana de Derecho a la Información, a la que pertenezco y que preside el maestro Raúl Trejo Delarbre, ha dicho que la salida nuestra del aire es una pésima noticia para la sociedad mexicana. La decisión tomada es desafortunada para todos. "Pierde MVS, cuya independencia editorial queda en entredicho debido a la suspensión de este espacio; pierde la periodista y su amplia audiencia. Pierde la Presidencia de la República, de donde surgieron las exigencias para que Carmen Aristegui se disculpara por el comentario que hizo el viernes 4 de febrero".

Amedi exigió a la Presidencia "que con hechos, y específicamente en este caso, garantice el derecho a la libertad de expresión, así como el derecho de los ciudadanos a la información". Solicitó a MVS "que reconsidere el despido de Aristegui". Y es exactamente lo mismo que solicito yo a ellos ahora desde aquí.

El país no está más para seguir perdiendo los espacios que hemos ganado; el país no está para que se nos sigan regateando los derechos que nos pertenecen. México atraviesa por un momento crítico, el nivel de descomposición, de violencia y de debilitamiento institucional es profundamente grave como para quedarse parado. No nos puede ganar el pasmo cuando el futuro de México se ha ensombrecido. Nos necesitamos informados, en alerta, críticos, no nos podemos dar el lujo de tirar por la borda lo ganado ¿A cuenta de que lo justificaríamos?

Nuestra transición democrática ha adquirido un cariz trágico. Los niveles de violencia, de descomposición y de degradación de la vida pública están llegando a niveles de escándalo. La clase política mexicana, que no ha estado a la altura de los retos y desafíos nacionales, parece no darse cuenta del avance de estos nuevos fenómenos de poder que la han carcomido y debilitado como nunca antes. ¿Dejamos que sigan avanzando sin contraponer una fuerza social que, por lo menos los identifique, los discuta y los analice?

¿Nos quedamos a la sombra de políticos sometidos a intereses particulares porque antes que gobernar bien, hay que salir en la tele, o de gobernantes timoratos e irresponsables que lejos de atemperar concentraciones monopólicas, las han hecho crecer más creando monstruos de poder que los tienen sometidos y frente a los cuales no se atreven a dar ni un paso.

Esta mañana hago un llamado para revertir los efectos de este hecho ominoso. Yo tiendo la mano y escucho a los que están en la calle y me dicen "tienes que regresar". Estoy dispuesta a regresar al aire este próximo lunes, siempre y cuando se cumpla una condición básica y única: Que MVS anuncie que retira de forma oficial el comunicado emitido junto con mi salida en el cual afirma falsamente que "transgredí nuestro código de ética y que promoví la difusión de rumores como noticias".

Como consecuencia de ello, pido que se publique otro comunicado oficial de la empresa en donde la valoración sobre mi integridad ética que pretendieron dejar en entredicho quede resarcida.

Si MVS acepta hacerlo, se reconocerá tácitamente la naturaleza real de lo sucedido. Eso sería suficiente.

Joaquín lo sabe muy bien. Mi integridad profesional y ética nunca estuvo en entredicho realmente, que fue una coartada para tomar una decisión que le imponían, que el verdadero problema está en otro lado. Regresemos al aire y quedará evidenciado.

La Presidencia tendrá que hacer una valoración de lo sucedido. Serenamente. Sin odios. Con la seriedad que implica tomar decisiones a nombre de los otros, y aceptando, aunque no agrade, que los ciudadanos y los periodistas tenemos derecho a preguntar, inquirir y criticar sobre lo que juzguemos pertinente.

Estoy aquí para hacer este llamado, para revertir un hecho ominoso como el que sucedió, de manera digna, decorosa e inteligente, apostando por la verdad pero sin romper lo construido.

Mi estimado amigo Jorge Ramos escribió un texto magnífico que tituló El derecho a preguntar, recordaba ahí a la maestra Oriana Fallacci quien decía que no debía existir ninguna pregunta prohibida. Todo se puede preguntar, con mayor razón si se trata de preguntarle a gente con poder.

Jorge contaba también de una entrevista realizada al presidente Vicente Fox, había interrogantes en el ambiente de por qué aparecía desanimado, sin ímpetu, sin grandes propuestas. El periodista le preguntó al mandatario, sin alimentar rumores: "¿Toma Prozac?" Fox miró al periodista y contestó simplemente: "No". Por supuesto no le gustó la pregunta, pero la contestó. Tal como escribió Ramos: No hay pregunta prohibida. No hay pregunta tonta. Y cuando surge la oportunidad hay que hacerla, aunque sea la última vez.

A partir de aquí cierro mi comentario, no agregaría más porque el planteamiento está formulado y lo que resta es esperar la respuesta.

Gracias a todos y buenos días.

 

* Versión íntegra del pronunciamiento de la autora, leído el 8 de febrero de 2011, en la Casa Lamm ante más de un centenar de periodistas.  El título es de Forum en Líneay el texto fue distribuido por el semanario Proceso.

 

 


Atentado a la libertad de expresión

 

Salvador González Briceño

maniobrasdelpoder@gmal.com

 

El presidencialismo trasnochado que se lleva a la práctica en México, arremete una vez más contra la libertad de expresión. En esta ocasión le tocó, por segunda vez –porque antes fue despedida de W Radio por cuestiones similares–, a la periodista Carmen Aristegui que sale de MVS Radio después de más de dos años y con el más elevado rating matutino por su importante noticiario de 6 a 10 am.

Como era de esperarse, como el que tira la piedra y esconde la mano, Presidencia se ha deslindado de la salida de Aristegui de la frecuencia radial, pero la decisión vertical y absolutamente contraria de la libertad de ejercicio periodístico, tiene visos de intolerancia y autoritarismo, sea de la empresa en cuestión o de la oficina presidencial. Más claro queda de dónde vino el manotazo, por el tema último tratado por Aristegui –el viernes 4, donde por cierto no afirmó sino sólo informó y luego demandó, en todo caso, que la misma Presidencia aclarase el contenido– sobre el presunto alcoholismo de Felipe Calderón.

Y si se cree de poca monta el poner sobre la mesa un asunto tan importante como delicado, no lo es. Todo lo contrario. Digamos. Más allá de la noticia que generó el despliegue de la manta de los diputados del Partido del Trabajo en el recinto legislativo de San Lázaro, en la sesión del jueves 3 de febrero, encabezados por Gerardo Fernández Noroña, Mario Di Constanzo y Jaime Cárdenas, con referencia aletilismo de Felipe Calderón, bajo el siguiente texto: "¿Tu dejarías a un borracho que maneje tu auto? No verdad, ¿y por qué lo dejas conducir al país?"; insisto, más allá de esa protesta partidista a que tienen derecho los diputados, tanto a los medios como a la sociedad les interesa saber si es verdad o no. ¿En manos de quién está la institución presidencial?

Por cierto que la protesta y posterior salida de los diputados del PAN –y del PVEM, de colofón; en palabras de Pablo Escudero– de dicha sesión, bajo el argumento esgrimido por el diputado Carlos Alberto Pérez Cuevas de que: "La bancada de Acción Nacional se retira de este recinto parlamentario en protesta por el agravio al presidente de la república, a los propios diputados, a las instituciones, y sobre todo por el agravio a los ciudadanos que están cansados de ver este circo mediático (según la versión estenográfica de la sesión)", no fue más que el arrebato de los panistas y el temor a abordar el asunto. ¿Por qué el temor; porque es rumor?

En primer lugar, el tema no es nuevo. Como dijo Aristegui, es corriente en las redes sociales. No sólo eso, mucho se ha comentado en los medios que el país tiene a un presidente de "medio tiempo". ¿Dónde está la falta de respeto? La falta de respeto es para la sociedad, porque no sabe en manos de quién está, por una parte la "institución presidencial"; por la otra, el destino y las decisiones fundamentales de conducción del país. ¿Por qué en lugar de entrarle los panistas primero, Presidencia después al tema lo eluden?

¿Por qué correr a Aristegui, cuando sólo demandó una aclaración? ¿En dónde está la libertad de expresión? ¿Por qué tirar la piedra y esconder la mano? ¿La sociedad no tiene derecho a saber el estado de salud de su presidente? ¿Cuándo el propio aludido, Felipe Calderón ha desmentido el tema que no es nuevo? La sociedad tiene presente la carta del gurú de Calderón, Carlos Castillo Peraza, misma que fue publicada en Proceso, el 18 de octubre de 2009. O, si es un problema superado, ¿la sociedad tampoco tiene derecho a saberlo? Julio Scherer lo publicó en su libro Secuestrados (el día 7 lo citó Julio Hernández López en su columna Astillero de La Jornada). Pero la carta salió en la revista.

Dirigida a Felipe Calderón por Castillo Peraza, seis meses antes de su salida definitiva del PAN, con fecha 31 de octubre de 1997, el autor habla del "sentimiento de frustración, de hastío y hartazgo" que pulula entre sus colaboradores. Dice así: "Llamó mi atención que, individualmente o en grupos menores del reunido, campea un sentimiento de frustración, de hastío y de hartazgo en relación con tu modo de encabezarlos. Las quejas generalizadas son que, al parecer, nadie puede darte el gusto, que das órdenes y las cambias, que pides trabajos intempestivamente –lo que frena las tareas en curso–, que invades las competencias de todos y cada uno de ellos, que los maltratas verbalmente en público y que mudas constantemente de opinión, tardas en tomar decisiones, das marcha atrás, no escuchas puntos de vista de tus colaboradores y haces más caso a 'asesores de fuera' que a los miembros del equipo que quisiste fuere el tuyo. Se refirieron a contrataciones hechas por ti sin siquiera avisar al responsable del área afectada, y de 'saltos' de autoridad de tu parte y de parte de Cocoa(Luisa María Calderón, hermana de Felipe), que producen desorden, inseguridad y disgusto en tu estructura 'staff'. Salvo Toño Lozano, todos los ahí presentes (se refiere un párrafo anterior a: "Además de Toño y de mí, Adrián, Jorge, Jordi, Gerardo, Juan Ignacio, Raúl, Luis y Salvador") expresaron (…) más o menos sentimientos análogos y, lo que es peor, algunos manifestaron que ya esta situación se les volvía personalmente 'insoportable' y opinaron que era perjudicial para el CEN y dañina para el partido, opinión decidida y clara, y que todos manifestaran, en su turno de dar a conocer sus planes y proyectos, 'a ver qué dice Felipe', con inseguridad y con un sentimiento de que tú no confías en ellos. Esto ha trascendido y se comenta en círculos externos, tanto políticos como sociales".

Y sigue: "Luego en Cocoyoc, llamó asimismo mi atención un tema reiterado de conversación: el de las aventuras más frecuentes –etílicas y demás– de algunos de tus colaboradores. Entendí o creí entender entonces por qué la vida comienza después de las diez de la mañana en el CEN, e incluso a esa hora los escritorios están poblados de tasas de café, vasos de refresco y comestibles; por qué es difícil encontrar a alguien entre las tres y las seis (a veces hasta las siete) y por qué en días como el de ayer, a las ocho de la noche ya no hay virtualmente a quien dirigirse en las oficinas de Ángel Urraza… Felipe está más solo que nunca, pero él es quien ha querido estar así porque no confía en nadie…Tu 'operativo' no opera porque espera(n) que tú digas qué y cómo, con tal de no recibir reprimenda pública o privada. Los sentimientos y las actitudes del equipo nacional impactan a dirigentes municipales y estatales, a funcionarios y legisladores". ¿Secreto a voces?

Esta vez los legisladores del PAN protestaron para no recibir la citada reprimenda. Aristegui fue víctima de tamaños caprichos presidencialistas. ¿O no? Que lo aclare Presidencia. Ver el documento de protesta de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información que preside Raúl Trejo Delarbre, donde dice que: "La Presidencia de la República tenía derecho a difundir una aclaración". Porque el código de ética no basta para correr a Aristegui. Es más un exabrupto, que una justificación.

 


 

Carmen, la giganta

 

Antonio Medina / NotieSe

j_medina27@hotmail.com

 

El gobierno de Felipe Calderón es intolerante y ejerce el poder cuando se siente exhibido en sus incapacidades.

El gobierno de Felipe Calderón recurre a la guerra contra el narcotráfico ante la carencia de estrategias de Estado.

El gobierno de Felipe Calderón no sabe reaccionar ante la crítica honesta y constructiva.

El gobierno de Felipe Calderón prefiere la desinformación para tapar el desastre que tiene en las instituciones públicas federales.

El gobierno de Felipe Calderón se exhibe como el gran intolerante frente a la incapacidad para tomar decisiones de Estado.

Más que alcohólico, el jefe del Ejecutivo federal, el que habita Los Pinos y se autodefine como un hombre de fe, es un ser inmensamente temeroso, inseguro e inepto, que ha recurrido al terror para justificar sus pésimas decisiones políticas.

Felipe Calderón y quienes llevan las riendas de México junto a él, no entienden que no entienden.

¡Cuánto temor a la inteligencia!

¡Cuánto temor a la verdad!

¡Cuánto temor frente a una ciudadanía organizada que le señala su incapacidad para gobernar México!

Carmen Aristegui, la gran Carmen, es la giganta que, a través de un periodismo objetivo y ético, ha permitido que la ciudadanía veamos a Calderón y la clase política que ostenta el poder en su verdadera dimensión: seres diminutos, voraces, pequeños, carentes de inteligencia.

Si hubiera alguna duda sobre estas apreciaciones, solo hay que ver la realidad que viven más de 60 millones de personas en el país en temas de salud, educación, seguridad, justicia y derechos humanos, por decir lo menos.

El autonombrado "presidente del empleo" no ha cumplido. Su gobierno es corrupto, ineficaz, intolerante y represor. No ha cumplido con las grandes promesas. El gran cambio no se ha dado.

Estos cuatro años de gobierno de Felipe Calderón han demostrado que el presidente que defendería la unión familiar es el que más familias ha desintegrado con la fuerza militar de por medio; con políticas de salud y educación que afectan particularmente a sectores vulnerables.

De ahí la necesidad del gobierno calderonista de otorgar mayor poder al grupo selecto de familias que ostentan el poder mediático en México, pues a esas sí les ha dado monumentales y trascendentales beneficios.

El despido injustificado de Carmen Aristegui de MVS Radio es, entre otras cosas, el reflejo de un gobierno federal que no ha podido hacer políticas públicas eficaces, por lo que recurre a la cooptación de grandes medios para construir una verdad que no existe, al tiempo que censura las voces disidentes y contestatarias.

En esta historia la periodista Carmen Aristegui Flores refrenda su ética y sus convicciones como profesional de la comunicación. La quitan del aire pero no le arrebatan su ética, de la cual ellos carecen.

Quienes pierden son Felipe Calderón y una empresa que se deja seducir por la posibilidad de una mayor cobertura radioeléctrica.

En esta lamentable historia la ciudadanía no ha sido pasiva. Se ha pronunciado y exigido el derecho a la información. Ha refrendado en la credibilidad de la comunicadora su esperanza por un periodismo informado y comprometido con la verdad. Esa que incomoda y enoja a quienes tienen poder político y lo ejercen, sean alcohólicos o no, sean heterosexuales o no, sean mujeres u hombres, sean de un partido u otro.

En fin, Carmen seguirá ejerciendo su profesión aunque le quiten la señal. Seguirá haciendo reveladoras entrevistas en CNN en Español, y profundas reflexiones en su columna del periódico Reforma, donde seguro estoy continuará poniendo el dedo en la llaga y exponiendo sus ideas con lúcida inteligencia.

 

 


Eduardo Ibarra Aguirre

 

José Cabrera Parra*

 

Los anaqueles de mis libros selectos tienen desde hace unos días un nuevo huésped: Ejército, medios y libertad de expresión. El general Gallardo y Forum, debido a la pluma de mi dilecto amigo Eduardo Ibarra Aguirre, director de la revista Forum.

La sola mención del general Gallardo habrá traído a la memoria del lector aquel sonado caso del militar enfrentado al Ejército Mexicano –o a sus jerarquías–, que luchó y obtuvo que sobre él resplandeciera la justicia.

Caso en cuyo marco Eduardo Ibarra Aguirre y su revista escribieron páginas brillantes que guardarán siempre en los anales del periodismo mexicano.

Quienes prologan o presentan libros nuevos suelen incurrir en un error gravísimo de inducción: pretenden que el potencial lector vaya influido por ellos cuando abra las primeras páginas del libro; nosotros evitamos cometerlo, y sólo invitamos a hacerlo a quien se interese en saber y participar en la lucha cotidiana del país entero en defensa de sus derechos más sentidos, como la libertad en todas sus expresiones y el imperio del derecho sobre la injusticia.

En este libro es posible encontrar mucho de ello, con una visión y una conducta intelectual ecuánime que ni condena a priori ni exculpa en igual forma.

Un libro que sin duda cumple y cumplirá un papel primordial en la intención sana de revisar, actualizar, mejorar, exaltar a una de las instituciones nacionales más emblemáticas: el Ejército.

En estos comentarios queremos, en cambio, abordar al escritor, al periodista fiel a sus principios políticos e ideológicos que ha logrado, sin embargo, anteponer su pasión por la libertad de expresión sin lesionar aquellos y sin buscar siempre, como suele hacerse con obstinación, el adoctrinamiento de sus lectores. Eduardo Ibarra es un intelectual de izquierda que posee la rara virtud del equilibrio.

Desde que tengo el gusto, la satisfacción y el honor de conocerlo, jamás, a pesar del calor de la polémica, he podido descubrir en él dogmatismo alguno, y esto, en un hombre que ostenta –con discreción– una larga trayectoria de lucha social es, como dice el adagio popular, "un garbanzo de a libra", ya que, al igual que en la derecha, en la izquierda ideológica suelen campear los más acendrados fundamentalismos.

Por todo ello, en su revista Forum destaca la libertad de expresión que otorga a sus colaboradores para lograr una publicación equilibrada, sin censura desde luego, y sin una orientación dogmática: cada quien escribe lo que desea y dice y sostiene con su nombre sus asertos.

Al igual que en el caso de su revista, el libro es un reflejo de su personalidad y por ello resulta altamente recomendable su lectura.

Si en Ejército, medios y libertad de expresión encontramos ventanas abiertas al interior de un mundo asaz desconocido para muchos, encontramos también valor, mucho valor, que es necesario para develar misterios y tabúes.

En los días que corren, el periodismo valiente que ha logrado abrirse paso en las marañas de intereses políticos ha llegado para quedarse.

Y no es que el nuevo régimen, como pretende hacerlo creer, haya inaugurado la libertad de expresión, ésta, lector amable, viene de muy lejos, de luchas que han costado sangre y represión como la sufrida por Eduardo Ibarra; la libertad de expresión que campea en Forum y en el libro presentado son testimonios de esa lucha sostenida e inaugurada, para ser exactos, el 18 de marzo de 1917, día en que nace Excélsior, El periódico de la vida nacional. (Tomado de Excélsior, 23-I-04, p. 7A).

 

* José Cabrera Parra falleció el 12 de febrero de 2011. Fue un distinguido colaborador de Forum y de Forum en Línea y, sobre todo, un colega y amigo muy generoso como lo pone en relieve el texto que hoy reproducimos y que se publicó también en el número 130, febrero de 2003, página 32.

 

 

 

Otro rumbo a Puebla

 

Jorge Meléndez Preciado

jamelendez44@gmail.com

 

Las muestras de rechazo a Mario Plutarco Marín Torres se dieron, muy abiertamente, desde el jueves 27 de enero. En una más de sus obras inconclusas y onerosas, el Centro Expositor, trató de reunir a 10 mil invitados. Con trabajos logró acarrear a la tercera parte. Las imágenes presentaron un auditorio vacío, no obstante que se quitaron sillas a las volandas.

De sus invitados de lujo, entonces, sólo acudieron Beatriz Paredes y Enrique Peña Nieto. Ambos lo han apoyado incondicionalmente, aunque en todo momento se pasaron conversando quizás acerca de la grave derrota que el antiguo partidazo iba a sufrir en Guerrero, lo cual hizo que ninguno de los dos apareciera en esta entidad el domingo 30 de enero.

La prensa complaciente de Puebla evitó las críticas a Marín, e incluso editó fotografías con el objeto de que apareciera como un éxito final su gestión, ya que parecía una convocatoria abundante. Pero todos dieron a conocer una donde Plutarco se seca las lágrimas, por lo que algunos reporteros de la Angelópolis la titularon: Del góber precioso al góber chillón. Lo que refleja la inmadurez, miedo y hasta niñería de un político.

En Puebla, el domingo 30 de enero hubo brindis en diversas casas por la salida de Marín. Los izquierdistas que fueron consecuentes opositores a su gestión se agruparon en varios lugares para festejar por la salida de un mandatario que hizo de la corrupción su divisa y del cinismo su práctica.

Antes de la toma de posesión de Rafael Moreno Valle, Plutarco dio entrevistas. En algunas, que parecían una calca, dijo: Marín no compitió en las pasadas elecciones, y por tanto no perdió. Quiso presentarse como un triunfador absoluto, con la idea muy clara de regresar a la grilla. Lo que afirmó posteriormente.

Y es que en círculos tricolores se asegura que tiene pactado con su "amigo" Peña Nieto, aspirar a una senaduría o diputación plurinominal para el 2012. ¡Insólito! Aunque es un ejemplo que las administraciones más nefastas siguen como si nada ante los embates de la vida. Y es que en infinidad de medios, incluso algunos que fueron afines o acallados a precios muy altos, se hicieron críticas severas a su gestión y se recordó, cómo no hacerlo, el atentado contra Lydia Cacho en diciembre de 2005.

Acerca de este abominable suceso, Katia D'Artigues dice en El Universal (28 de enero) que para evitar las críticas, Marín erogó 184 millones de pesos en publicidad. Un portal eleva la cifra y da a conocer a que empresas se aumentó la facturación en decenas de millones de pesos (Animal político).

El día de la asunción de Moreno Valle y un día posterior, aparecieron en las avenidas poblanas mantas con leyendas como las siguientes: "En Puebla no más preciosos". "Hasta nunca Marín" y "Mario Marín, te queremos en la cárcel".

En la ceremonia donde se reunieron 15 mil invitados para escuchar las primeras ofertas de Moreno Valle, la rechifla a Mario Marín y el rector de la BUAP, Enrique Agüera, cuando fueron nombrados, resultó de antología. Estos dos que son considerados amigos íntimos y algo más, no sabían qué hacer, dónde meterse.

El rechazo abierto no es obra únicamente de los exabruptos marinistas. Se produce en un estado de los más atrasados del país, donde la deuda interna creció en seis años de poco más de 3 mil millones a más de 9 mil, con obras faraónicas que costaron el doble como el Centro Expositor o el Complejo Cultural de la BUAP; entidad en la cual 60 por ciento de los habitantes vive en pobreza y 70 por ciento de los indígenas está marginado. Frente a ello se han enriquecido hasta la ignominia personajes como Marín y Agüera, por lo tanto las reacciones de los habitantes son de irritación pero de mesura, si vemos lo que ocurre en Túnez y Egipto, naciones a las cuales necesitamos poner la atención.

Rafael Moreno Valle señaló en su primer día como jefe de gobierno que en su gestión "No habrá persecuciones, pero tampoco encubrimiento". Algo que todo mundo, sin excepción, desea. Y es que no se trata de meter a la cárcel a personajes menores sino de atacar, en serio, las trapacerías que realizaron una serie de individuos que hicieron lo que les vino en gana para enriquecerse.

Ya sabemos que las promesas vacías son más peligrosas que un arma caliente. Por lo tanto, a quien tuvo una amplia convocatoria para lograr reunir a sus invitados, le resultará indispensable caminar de prisa y firmemente para demostrar que las promesas de campaña no son únicamente frases al viento.

Hay tareas urgentes: combatir y erradicar la corrupción, apoyar y darle sustento a la lucha de los grupos marginados –existen varias clínicas y hospitales que fueron inaugurados sin los servicios básicos–, apoyarse en las batallas de las mujeres, impulsar la educación popular –Puebla es la entidad con mayor número de universidades privadas, muchas de ellas operadas por exrectores de la BUAP– y darle apoyo a la investigación científica, y abrir las puertas a un diálogo con la población.

En este último asunto, hay tropiezos. Es un error tratar de desaparecer la Secretaría de Cultura, menos aún fusionarla con Educación. Tienen razón, por lo tanto, las propuestas de Julio Glockner (La Jornada de Oriente) y de un grupo de promotores culturales, entre ellos Óscar López y Eutiquio Sarabia (Proceso, 1787) acerca de que primero las opiniones de los ciudadanos y luego las transformaciones.

Moreno Valle en sus planteamientos como aspirante dijo que se ponía una serie de metas y plazos, y si no lograba lo que ofrecía se iba. Bien que lo haya dicho. Importante que lo haga con un buen equipo de trabajo. Mejor que lo realice con la colaboración de sus paisanos.

A estos nuevos gobiernos estatales que vienen de alianza diversas y extrañas se les ha satanizado de antemano. Aunque, resulta extraño, muchos de los que han propalado esas tesis atacan levemente a los que se van.

Lo importante es qué harán los nuevos en el poder. Exigirles como a los anteriores es indispensable. Por lo tanto una medida básica es mejor y mayor información para que todos, sin excepción, sepan qué se hace, cómo y cuáles son los resultados.

Estos y otros son los desafíos de Moreno Valle. Ya veremos, dijo un ciego.

 

 


El estado más ¿seguro?

 

Francisco Solís Peón

pancho_cachondo2003@hotmail.com

 

"Unos cuantos centímetros de construcción
nos separan a todos del apocalipsis". 
Grafiti en Iztapalapa.

 

Mérida. Durante su visita a Yucatán el año pasado, el escritor Héctor Aguilar Camín se preguntaba ¿cómo es posible que Mérida tenga un índice delictivo menor al de Ginebra en Suiza y sin embargo la percepción popular coloque a la seguridad en la cúspide de los problemas?

La respuesta parecería simple: Los medios de comunicación nacionales muestran crímenes a lo largo y ancho del país lo que afecta directamente a la opinión pública yucateca. Cierto pero no del todo, deberíamos añadir la desmedida migración del campo a la capital del estado en situaciones de absoluta precariedad, la constante llegada de gente de todo el país para establecerse de manera definitiva, el consiguiente crecimiento de la mancha urbana, en suma, toda una serie de factores demográficos que a lo largo de las últimas dos décadas han hecho que Mérida "pierda la inocencia".

Según datos preliminares del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad (ICESI) correspondientes al 2010, no hubo grandes sorpresas, Chihuahua continuó siendo la entidad más violenta y Yucatán la que menos crímenes tiene por cada cien mil habitantes, en contraste Mérida dejó de ser la capital más segura cayendo a un tercer lugar por debajo de Campeche y Colima (con magnicidios y todo).

Hay un tema subyacente que por su propia naturaleza no aparece en las encuestas, me refiero al abuso sexual en las zonas rurales, si bien Yucatán carece de una cultura de la violencia, sí existe una subcostumbre de inconfesables agresiones impúdicas hacia menores de edad especialmente dirigida a mujeres, no alcanzo a comprender exactamente porqué pero está ahí y no queremos verla.

Estamos de acuerdo, en Yucatán no se ejecuta, casi no hay homicidios, o robos de auto, o asaltos, incluso las violaciones como tales son relativamente contadas, contradictoriamente el abuso sexual es consuetudinario amparado en la ignorancia y la lejanía. Si las cifras pudieran ser reales serían de escándalo, en la Procuraduría lo sospechan pero no hay manera de probarlo ni de darle seguimiento a una investigación científica.

En el Mayab el crimen organizado muere de inanición, no se trata de una plaza apetitosa para el narcotráfico, geográficamente resulta imposible esconderse, es complicado el tráfico de armas, lo magro del poder adquisitivo desvanece los botines y además ¿cuántos coterráneos serán verdaderamente secuestrables?

Al margen de la propaganda oficial, la ausencia de balas no es sinónimo de seguridad, tampoco ser yucateco es sinónimo de santo ¡para nada!

 

 

                                                                                                                    http://www.forumenlinea.com/


 

 

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